Palacio de Aranjuez

Edificio histórico en Aranjuez

Descripción y características. Palacio de Aranjuez

Imagen de Palacio de Aranjuez
El Palacio de Aranjuez destaca a primera vista por sus colores blanco, de la piedra de Colmenar usada para su construcción, y rojo, de los ladrillos con los que se realizaron sus paramentos.

En cuanto a su estructura, el frontal del edificio se compone de una sucesión de ventanas, en el piso inferior, y de balcones, en el piso superior, rematado por una balaustrada. El cuerpo central del mismo, que cuenta con un piso más, presenta el escudo de Fernando VI en el frontón; sobre el mismo se colocan las estatuas de los reyes Felipe II, Felipe V y Fernando VI.

En la parte inferior del cuerpo central hallamos un pórtico con cinco arcos de medio punto, en los que se apoya la terraza del piso principal.

La fachada este, con sus dos pisos, cuenta en el centro con un cuerpo saliente, en el que las ventanas y balcones se han denominado Jardines de Parterre. En esta zona se encontraban las habitaciones privadas de los Reyes. El Dormitorio de la Reina conserva el mobiliario que la ciudad de Barcelona regaló a la Reina Isabel II.

Las fachas sur y norte son muy similares, pues se componen de dos cuerpos rematados por una balaustrada.

Una vez accedemos al Palacio nos vamos a encontrar con una escalera, con balaustrada de estilo rococó, decorada en negro y oro, y con esculturas muy interesantes situadas en hornacinas, rematadas por arcos de medio punto.

La visita se inicia en la Sala de Guardias de la Reina, en la que se instalaban los guardias destinados a la custodia de los miembros de la familia real. Destacan en la sala las pinturas, el mobiliario, los relojes, …

La Saleta de la Reina era una parte de las habitaciones dedicadas a las audiencias reales. Nuevamente, son destacables las pinturas de temática mitológica, así como religiosa.

Continua el recorrido accediendo a la Antecámara de Música, sala utilizada para la recepción de grandes personalidades. La Cámara de la Reina, junto a los relojes, el tapiz y resto de la decoración, presenta un piano regalado por la emperatriz Eugenia de Montijo a la Reina Isabel II.

El Anteoratorio y el Oratorio dan paso al Salón del Trono, dentro del que destacamos sus pinturas y mobiliario. El Despacho de la Reina, contiguo al anterior, cuenta con un número considerable de obras pictóricas, así como con un detallada decoración.

De esta Sala pasamos al Gabinete de Porcelana, una de las estancias más renombradas del Palacio. Se trata de la obra máxima de la Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro de Madrid. Las paredes y techos de la estancia presentan una abundante y rica ornamentación de porcelana en relieve, de estilos rococó y chinesco: hojas, frutos, troncos de árboles, monos, …

Tras visitar el Dormitorio de la Reina, accederemos al Salón de Baile, a través del cual quedaban separados los aposentos del Rey y de la Reina. El Comedor Real destaca por su diseño rococó.

El Gabinete Árabe se inspira en su decoración en la Sala de las Dos Hermanas de la Alhambra de Granada. Se utilizaba como sala de fumar.

A continuación se accede a la Cámara del Rey, decorada con cuadros que representan diferentes vistas de los Reales Sitios.

La sala mejor conservada del Palacio es el Salón de los Espejos. En el mismo ala podremos visitar el Despacho del Rey, la Sala de Estudio del Rey, así como la Habitación de Pinturas Chinas.

La Capilla de Palacio se visita de forma independiente al resto de la edificación. A ella se accede desde la Plaza de Parejas. Destaca su bóveda, así como los retablos.

En la planta baja encontramos el Museo de la vida en Palacio, con piezas curiosas sobre la vida en el mismo.

El Jardín del Príncipe cuenta con numerosas obras en las que merece la pena detenernos: desde sus puertas de acceso, a la fuente de Apolo e incluso al estanque, con sus templetes diseñados por Juna de Villanueva.

En este jardín encontramos así mismo la Casa del Labrador, palacete obra del mismo autor. Su construcción data de 1791 y concluye en 1803; en ella observados dos fases diferenciadas: una primera en la que se levantó un edificio de forma rectangular, y, una segunda, en la que se dio el actual cuerpo a la planta baja y ático. Incluso podemos hablar de una tercera fase: la de remodelación del exterior con la decoración arquitectónica que observamos en la actualidad.

El Patio de Honor de este palacete destaca por su cuidada ornamentación exterior, con bandas horizontales, hornacinas con esculturas, guirnaldas de flores, …


En el conjunto arquitectónico también encontraremos el Museo de Falúas Reales, el cual cuenta con una de las mayores colecciones de embarcaciones de recreo de los reyes españoles.

En cuanto al Jardín del Príncipe, accederemos a él por la puerta del embarcadero, siguiendo la calle de igual nombre. A la derecha dejamos la huerta de la Primavera, a la izquierda el Tajo. En esta margen se encuentra el embarcadero, precedido por una glorieta con cinco originales pabellones; el más grande de ellos fue concebido para que el príncipe de Asturias y la princesa, Carlos y María Luisa, los utilizasen como casino de recreo.

Dentro de esta área encontramos dos obras típicas arquitectónicas: el Fortín y el Castillo.

Recorriendo la zona situada entre la Huerta de Primavera y el río encontramos la Fuente del Narciso. En torno a esta fuente se construyó el tercer jardín. El cuarto jardín contaba en el centro con una plaza oval en la que instaló la Fuente de Ceres: hoy solo quedan en el lugar los parterres, pues los grupos escultóricos fueron trasladados al jardín de Parterre.

El paseo continua por la calle de Apolo. La fuente inició su construcción en 1803, aunque no se concluyó hasta el reinado de Fernando VII. La escultura fue llevada a este lugar desde la Granja de San Ildefonso.

El sexto tramo del Jardín era llamado anglo-chino, contando con elementos muy destacados en torno al estanque chinesco. Observaremos un cenador y un templete de orden jónico. Este sexto jardín culmina en la calle de las Islas Americanas y Asiáticas, donde empieza el séptimo, el cual discurre por la calle del Blanco y se divide en dos por la calle del Malecón. El nombre de las primeras calles se debe a la procedencia de la vegetación con la que se ornamentó el jardín y que es el mayor valor del mismo.

El octavo jardín comienza en la calle del Blanco, llamada de Don Francisco de Asís desde el reinado de Alfonso XII. Se trata del jardín que rodea la Casa del Labrador.

El resto de terreno, el que se extiende desde la calle de la Reina hasta el Tajo, es el denominado Parque de Miraflores. No obstante, dado su malogrado estado no se halla abierto al público.

El Jardín de la Isla separa la fachada norte del Palacio y la ría. Forma un abanico en el que se halla la cascada llamada de las Castañuelas. Dos puentes atraviesan la ría, recomendándose acceder por el puente escalonado que da pie al conjunto barroco de la fuente de Hércules, con hermosos estanques y pasarelas del siglo XVII.

El Jardín de la Isla se basa en un eje central rodeado de compartimentos rectangulares que se dividen, a su vez, en cuadrados. Los cruces de los ejes más importantes se encuentran marcados por plazoletas con fuentes. En un inicio, la calle central se encontraba cubierta por túneles de moreras y enrejados de madera llamados galerías.

La primera vez que paseemos por la Isla es conveniente que sigamos su avenida central. Encontraremos las fuentes de Hércules, Apolo, la fuente de las Horas, la de Venus, Baco


La mejor fecha para visitar este lugar:
Además del interior del edificio, recomendamos expresamente pasear por el Jardín de La Isla: éste se encuentra rodeado por el Tajo y por un canal del mismo, denominado la ría. Así mismo, son dignas de admiración sus fuentes, en su mayor parte de origen italiano, y datadas en los siglos XVI y XVII. Así mismo, el Palacio dispone de visitas guiadas, las cuales recomendamos.

Tipo de lugar: Edificio histórico

Ubicación: Ciudad

Apropiado para niños
Apropiado para personas mayores
Apropiado para personas discapacitadas
Apropiado para visitar en familia
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Hoteles cercanos

Año de construcción: 1561

Autor: Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera

Precio de la visita:
En cuanto a las tarifas, la general es de 4.50.-€. Los niños, entre 5 y 16, abonan una tarifa de 2.50.-€. El precio para jubilados, estudiantes y personas con discapacidad, así como miembros del ICOM y asociaciones, es de 2.50.-€.

La entrada es gratuita para los menores de 5 años, así como los miércoles para los ciudadanos de la Unión Europea, y el día 18 de mayo, Día Internacional de los Museos.


Horario:
En invierno el Palacio se puede visitar los días laborables, domingos y festivos desde las 10.00 horas hasta las 17.15.
En verano, el horario, en los mismo días se amplía hasta las 18.15 horas.

Se encuentra cerrado los lunes.

La Casa del Labrador c

Historia:


Ya en los tiempos de los Reyes Católicos el lugar fue utilizado como residencia real.

No obstante, los inicios de las obras del Palacio fueron comenzados en la época de Felipe II, por los mismos arquitectos que llevasen a cabo El Escorial: Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera. Este monarca, tomando un proyecto de su padre, el Emperador Carlos I, ordenó allá por el año 1561, la sustitución de la antigua residencia por el edificio que es el antecedente del actual Palacio Real.

Carlos I se interesó por Aranjuez como villa regia con un amplio coto de caza.

Cuando fallece Felipe II, en 1598, el Palacio ya cuenta con la torre sur, en la que se ubica la capilla; así mismo, se encuentran finalizadas las fachadas de mediodía y poniente.

Las obras del Palacio permanecen en estado de abandono hasta el Felipe V encomienda al aparejador Pedro Caro Idrogo su continuación, en el año 1715. Así, se levantó la torre norte y se completa la fachada oeste, construyéndose toda la estructura el actual Palacio.

Su conclusión no llegaría hasta el reinado de Fernando VI, incorporándose dos alas más bajo la monarquía de Carlos III. Fue el primero de estos monarcas quien, tras el terrible incencio que arrasa el edifico, emprende las obras de reconstrucción, encargando las mismas a Santiago Bonavía.

En tiempos de Carlos III, Francisco Sabatini es el encargado de realizar las alas de poniente, las cuales limitan con la plaza de Armas.

En el siglo XVIII, los monarcas dotaron al entorno con renovaciones y nuevas obras; entre las más importantes destaca el amplísimo Jardín del Príncipe y sus obras arquitectónicas.

En cuanto al Jardín del Príncipe, señalar que fue creado por Carlos IV, iniciándose cuando era príncipe y finalizándolo cuando fue Rey.

En su estructura sigue la moda inglesa y francesa del siglo XVIII.

El Jardín de la Isla surge de la Idea de convertir el vergel de la isla en un jardín de carácter italoflamenco. Este concepto parte de Carlos V quien eligió la ciudad para fundar una casa de campo para su recreo; así se manifiesta en una Real Cédula de 30 de Abril de 1544.

Sin embargo, fue su hijo quien ordenó, siendo príncipe, las obras de composición de la agricultura, los riegos y las calles. Juan Bautista de Toledo fue el encargado de trazar el Jardín; posteriormente, fueron llegando las especies de Flandes, de Francia, de Andalucía y Valencia.


Palacio de Aranjuez. Vista desde el cielo.
Cargando callejero y mapa de Aranjuez


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