La Estatua de la Libertad

Monumento en Nueva York

Descripción y características. La Estatua de la Libertad

La estatua, símbolo de los Estados Unidos, así como de la libertad y de los libertadores de dicho país, se encuentra enclavada en la desembocadura del río Hudson, en el puerto de Nueva York. La colocación de la misma en este enclave también goza de su propia simbología: la estatua representa la bienvenida a la ciudad para los que vuelven al país, para los visitantes y los inmigrantes.

La isla sobre la que se asienta se encuentra a 3 kilómetros al suroeste del extremo sur de Manhatan.

La estatua lleva en su mano derecha una antorcha y una tabla en su mano izquierda, en la que reza esta fecha, “JULY IV MDCCLSSVI”, día de la Declaración de Independencia de los EEUU. Uno de los pies de esta colosal mujer pisa unas cadenas, símbolo de liberación. Su corona dispone de siete puntas, las cuales representan los siete mares o continentes.

Tomando en consideración su base y pedestal, el conjunto adquiere una altura de 93 metros; la estatua, aisladamente, mide 46 metros.

En cuanto a su realización, la estructura interna es de acero, encontrándose recubierta por finas láminas de cobre.

Hasta los ataques que sufrió la ciudad el 11 de septiembre de 2001, las instalaciones de la estatua permanecieron abiertas, contando con acceso a la parte superior, a la corona, desde donde se dominan espléndidas vistas del puerto de Nueva York. En su pedestal existe un museo donde se relata la historia de la estatua.

En el año 2004, se reabrió al público, si bien no se permitió el acceso a la corona. Así pues, se consideró cerrada de forma definitiva, aunque fueron numerosas las propuestas para su reapertura. Y, debemos señalar, que dichas propuestas fueron acogidas, pues desde julio de 2009 se puede acceder de nuevo a la corona de la Estatua de la Libertad. Habrá que aprovechar esta nueva apertura, pues en el plazo de dos años volverá a cerrar al público al objeto de realizar obras en el monumento.






La mejor fecha para visitar este lugar:
Para visitar la estatua debemos tomar algunos de los ferrys especiales que van a Liberty Island, y que se toman en Manhattan, en Battery Park o bien desde el Parque Liberty State, en Nueva Jersey. Estos pasajes pueden comprarse con antelación, bien por teléfono o a través de Internet, hasta 6 meses antes de nuestra visita. Resulta imprescindible proceder a reservar con antelación la visita, ya que la entrada al monumento tiene un número de capacidad limitado por día. De hecho, cada hora no pueden acceder al monumento más de 30 personas; y, además, no se puede permanecer en ella más de cinco minutos: escaso tiempo para disfrutar de las hermosas vistas del skyline de Manhattan, desde los estrechos ventanucos. Para ello resulta muy útil Internet: si no conocemos con exactitud del día que realizaremos esta visita podemos acceder al denominado “flext ticket”, el cual nos permite realizar la visita en un plazo de tres días. No obstante, hay que tener en cuenta que solo se permiten cuatro reservas por persona y una reserva única valedera por seis meses para esa misma persona. Debemos tener en cuenta que el último horario de visita al monumento es a las 16:30 en primavera y verano, y a las 15:30 durante el resto del año. En cuanto al horario de apertura, es a las 9:00 de la mañana. El pase a la estatua nos permite visitar el interior del pedestal y el Museo de la estatua. La subida a la corona supone un aumento de 3 dólares sobre el precio del billete del ferry: 12 dólares para adulto y 5 para niños. Es importante recordar que la subida a la corona de la estatua requiere un gran esfuerzo físico: se trata de subir una escalera circular de 168 pequeños escalones, que se van estrechando a medida que avanzamos. Así pues, la única parte de la estatua no abierta al público es la antorcha; no obstante, su apertura se prevé pueda realizarse en el año 2016.

Tipo de lugar: Monumento

Ubicación: Ciudad

Apropiado para niños
Apropiado para personas mayores
Apropiado para personas discapacitadas
Apropiado para visitar en familia

Año de construcción: 1884

Duración de la visita: 3 horas

Precio de la visita:
US$7 adultos, US$6 personas mayores, US$3 niños entre 3 y 17 años.

Horario:
De 9:00am-16:30pm, en Verano.
De 09:00am-15:30pm, resto del año.

Historia:

La idea de construir esta colosal estatua parte de una conversación entre el escultor francés Frédéric-Auguste Bartholdi y su paisano historiador Edouard de Laboulaye. Admiradores ambos de los Estados Unidos, concluyeron sería una buena idea que Francia hiciera un regalo a la joven nación con motivo de su primer centenario, allá por 1876. La idea tuvo aceptación, pero tuvieron que transcurrir casi seis años para que empezase a tomar forma.

Bartholdi bautizó su idea con el nombre de “La libertad ilumina el mundo”, materializándose en la imagen de una mujer de tamaño colosal, asentada sobre un enorme pedestal: la estatua correría a cargo del estado francés, mientras que los americanos sufragarían la base de la misma.

Y, así, en 1871, viajó a los EEUU a fin de localizar la ubicación para su colosal estatua; el sitio elegido fue la isla de Bedloe. En los meses siguientes su tarea fue la de recaudar fondos a lo largo de todo el país. Posteriormente, regresó a Francia con el mismo fin, si bien éste se vio frustrado: en la época Napoleón III gobernaba dicho estado, proclamando ideas poco afines a los ideales democráticos que preconizaba la nueva nación americana.

De esta forma, Bartholdi tuvo que esperar a la proclamación de la Tercera República, en 1874, para continuar con su campaña de financiación del monumento. Tarea que, por otra parte, resultaba especialmente difícil, pues se calculó en 400.000 dólares el presupuesto para realizar la estatua. Dado lo elevado de la cantidad, los retrasos e incluso parones en la ejecución de la misma eran constantes.

Así pues, hubo de ponerse en marcha una campaña para lograr dichos fondos, campaña que pasó por anuncios en prensa, banquetes, lotería, etc, … A dos años del centenario de los EEUU era seguro que la obra no estaría acabada para el evento. Sin embargo, no por ello se desanimó Bartholdi; antes al contrario, buscó a un ingeniero capaz de crear la estructura interna de la estatua: Gustave Eiffel. Siguiendo sus instrucciones la estructura que soportaría el cuerpo se realizó en hierro recubierto de cobre. El pedestal sobre el que quedaría fijada habría de ser enorme, pues el peso de la estatua era de 225 toneladas.

En el año 1884, el monumento quedó finalizado, con lo cual sólo restaba su traslado a los EEUU. Pero, allí los problemas continuaban, pues las obras del pedestal se paralizaban y ralentizaban por la falta de fondos. Faltaban 100.000 dólares para concluirlo lo cual animó a ciudades como Boston o Filadelfia a competir por hacerse con la Estatua de la Libertad.

Ante la falta de resultados, para mejorar la recaudación de fondos se sustituyó como encargado de esta tarea al Fiscal General, por el director del periódico New York World, Joseph Pulitzer, quien dio nuevos aires a la campaña: a lo largo de cinco meses animó a diario a los lectores a que contribuyesen en el proyecto en la medida que fuera; a cambio, su labor se vería reconocida en su periódico.

De esta forma, durante el verano de 1885 se logró la suma necesaria para finalizar las obras del pedestal.

El transporte de la estatua fue laborioso: se desmontó por completo, concretamente en 350 piezas. En primer lugar, se envió a Rouen en tren y, posteriormente, viajó a lo largo del Sena para llegar al puerto de Le Havre. De allí, a Nueva York en barco, arribando a su costa el 17 de junio de 1886.

Realizado el reensamblaje se pudo realizar en 4 meses, de ahí que la inauguración oficial se llevase a cabo con fecha 28 de octubre de 1886, diez años tras la celebración del centenario, siendo Presidente de la nación Grover Cleveland.



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