Stonehenge

Monumento en Amesbury

Descripción y características. Stonehenge

Imagen de Stonehenge

Descripción
Localizamos este impresionante monumento a unos cien kilómetros al oeste de Londres, en la llanura de Salisbury. Se trata de la construcción megalítica más inquietante.



Este impresionante conjunto se conforma de grandes bloques de piedra, distribuidos a lo largo de cuatro circunferencias concéntricas. Cada una de estas piezas tiene un peso que oscila entre las dos y las treintaicinco toneladas. La circunferencia exterior cuenta con 30 metros de diámetro; sus enormes piedras, 30, de las que sobreviven 17, son de arenisca y, se sabe que en un principio, estaban coronadas por dinteles de piedra. En la actualidad, solo quedan siete de estos dinteles. Presentan un color amarillento.



El segundo de los círculos concéntricos, situado tres metros al interior, se elaboró con bloques algo más pequeños, también de arenisca, pero en tonos azulados. Hoy, solo quedan 20 de ellos. Dentro de esta segunda corona, hallamos una estructura en forma de herradura compuesta por piedras 5 enormes de arenisca en igual tono. Por último, en su interior, aparece otra herradura de 19 menhires tallados a manera de obelicos. Finalmente, encontramos una losa de arenisca micácea, conocida como el Altar, y que yace sobre el terreno, realizada en arenisca verde.



Alrededor de todo el conjunto se extiende un foso circular de 104 metros de diámetro. Dentro de éste existe un bancal que cuenta con 56 fosas: los llamados “agujeros de Aubrey”. Entre los agujeros y el foso se sitúan cuatro marcas, llamadas “cuatro estaciones”: son dos monolitos y dos montículos de tierra que se alternan. Tanto la fosa como el bancal se encuentran atravesados por una avenida, la cual se supone era un camino procesional al templo. Su anchura es de 23 metros y cuenta con una longitud aproximada de 3 kilómetros.



Próximos al conjunto encontramos la “Piedra del Sacrificio” y la “Piedra del Talón”; éste último está compuesto por un gran círculo de megalitos, datando su construcción del sigo 2.500 a. C. La circunferencia de arena que se muestra alrededor de los megalitos es considerada la parte más antigua de todo el monumento, datándose hacia el 3100 a. C.



Las recientes investigaciones llevadas a cabo por Mike Parker Pearson, de la Universidad de Sheffield, han permitido localizar muy cerca del conjunto un asentamiento de alrededor de mil casas; curiosamente, se trata de un poblado no permanente, esto es, un poblado que sólo se ocupaba ciertos días al año.



Cerca de Stonehenge, a unos tres kilómetros, en Durrington Walls, se halló un trabajo circular sobre el terreno, con una amplitud veinte veces superior a la de aquél, rodeado de una zanja y un banco. En este lugar se levantó una gran construcción en madera, conocida como “Woddhenge”, de diseño muy parecido al de Stonehenge, y que data de fechas similares. Esta construcción de madera también contaba con sus avenidas ceremoniales, las cuales unían el lugar con el río Avon.





La mejor fecha para visitar este lugar:
Se recomienda… Si bien el lugar no se encuentra cerca de ningún pueblo o ciudad, es cierto que está bien señalado en los mapas de carreteras; con todo, hay que estar muy atento a las desviaciones en el trayecto. Si lo preferimos, podemos llegar al lugar en autobús, aprovechando las múltiples opciones de excursiones que se organizan desde Londres, Salysbury, … En un día podremos perfectamente realizar la visita. Al lado de la carretera existe un amplio parking con un puesto para comidas y bebidas. En la entrada, que nos llevará por debajo de la carretera, se sitúa un pequeño museo, pues a lo largo de la misma encontraremos informaciones sobre su construcción, sobre el lugar, restos hallados, … Para contemplar el conjunto en todo su esplendor debemos elegir un día soleado, pues de otra forma no podremos apreciar el efecto del sol sobre sus piedras. Por supuesto, la época recomendada para visitarlo es junio. De la misma forma, las fotos más espectaculares son las que captemos al atardecer. La visita se realiza a través de unas rampas debidamente separadas varios de los restos del monumento, a fin de preservarlo de los visitantes. El recorrido consta de diversos puntos señalados en los que se va explicando lo más característico del lugar. Para acceder al conjunto es necesario abonar la entrada, pues todo está vallado. No obstante, dadas sus dimensiones, si preferimos no hacerlo, desde fuera puedo verse completo, aunque recomendamos la entrada. Su precio se sitúa alrededor de las 6 libras. En su interior hay un bar, así como una pequeña tienda para adquirir souvenirs.

Tipo de lugar: Monumento

Ubicación: Afueras de la ciudad

Apropiado para niños
Apropiado para personas mayores
Apropiado para visitar en familia

Año de construcción: 2.800 a.C.

Autor: Desconocido

Duración de la visita: Tres cuartos de hora

Precio de la visita:
6 libras, aproximadamente.
3.30 libras niños.
Ticket familiar: 2 adultos, 3 niños, 16.50 libras.

Horario:
De 09:30 a 16:00.
De 09:30 a 18:00, verano.
Abre todos los días, salvo 24 y 25 de diciembre.
Se puede solicitar previamente realizar visitas fuera del horario. Aproximadamente 35.-€

Historia:


Historia
El conjunto de Stonehenge es un monumento de forma circular y tipo ritual, completado por un talud y un foso. No es el único de estas características que podemos encontrar a lo largo de Inglaterra, aunque sí el más importante.

Los bloques de arenisca que lo componen fueron transportados en su día desde las montañas de Preseli, situadas al suroeste de Gales. La losa conocida como el Altar fue traída al entorno desde la región de Milford Haven.

Se tiene la seguridad de que Stonehenge formaba parte de un complejo ceremonial mucho más amplio, con varios círculos más de piedra y madera, unidos por diversas avenidas procesionales.

La finalidad que tuvo el conjunto se ignora en la actualidad, no obstante, se presupone cumplía funciones de templo religioso, funerario o bien de observatorio astronómico. En el solsticio de verano, el sol sale precisamente atravesando el eje de la construcción; los dos montículos y menhires que encontramos junto al foso se alinean para señalar hacia la salida y puesta del sol; también quedan marcadas las salidas y puestas de la luna en los solsticios de invierno, … Todo ello sostiene la tesis de sus funciones astronómicas.

Este mismo día, el sol se ocultaba atravesando el otro templo de madera, Woodhenge; de hecho, en el lugar se han encontrado numerosos restos de animales, así como de objetos que evidencias la celebración de grandes fiestas.

Otros hallazgos de interés en la zona son los 240 entierros de restos humanos, previamente cremados; se datan del año 3.030 y 2.340 a.C. Resultan pocos entierros para un lapso de tiempo tan prolongado, razón por la que se cree que el lugar no se destinaba a la generalidad de los fallecidos, sino a determinas personas.

Con todos estos datos numerosas investigaciones han concluido que piedra significa muerte, así Stonehenge pudo ser un lugar destinado a la celebración de ritos religiosos de culto a los muertos, así como a la vida, la cual estaría representada por Woodhenge.

A lo largo de los siglos muchos han sido los pueblos que han cruzado los mares para llevar sus rituales a Stonehenge: los tibetanos, los aborígenes australianos e incluso los descendientes de los mayas.

No obstante, su existencia ya era sugerida en leyendas que databan aproximadamente de entre los años 1.100 a 1.154, en la Edad Media. Dichas leyendas hablaban de un círculo de gigantes petrificados, así como de la “Danza de los Gigantes”. Otra leyenda sugiere que fue el Mago Merlín quien hizo llegar allí las piedras, desde Irlanda, a fin de conmemorar un entierro masivo. El caso es que a los nativos el conjunto les recordaba las vigas en las que se colgaba a los criminales, de ahí que lo llamasen “La horca de piedra o la piedra del colgado”, Stonehenge.

El lugar llamó la atención del rey Jaime I de Inglaterra, quien encargó al arquitecto Íñigo Jones que investigara el lugar; sus conclusiones fueron que se trataba de un templo romano dedicado al cielo. Hoy podemos constatar que este arquitecto se quedó corto: en época del Imperio Romano Stonehenge ya era un conjunto milenario.

Ya en el siglo XVII, John Aubrey, estudioso de la antigüedad y de los monumentos megalíticos ingleses, dedujo que este templo estaba construido por los druidas, antiguos sacerdotes celtas. Pero, debemos hacer la misma crítica que a Jones: en los tiempos de los druidas el complejo megalítico ya existía.

Sin embargo, esta relación entre Stonehenge y los druidas ya empezó a dotar al entorno de cierto misterio, relacionándolo con sacrificios humanos realizados sobre la denominada “Piedra del Altar”, cuando lo cierto es que no se trata más que de un megalito caído a la tierra.

Tendremos que llegar al siglo XX para que un astrónomo, Lockeyr, diera con algo de luz en toda esta historia de misterios y leyendas. Así, vino a probar que, una persona situada al pie del Altar, mirando hacia la “Piedra talón”, podría observar con exactitud el lugar por donde sale el sol durante el solsticio de verano, con 56 minutos de arco. Lockeyr fue un estudioso de los desplazamientos del sol respecto de las constelaciones a lo largo de los siglos, de forma que, la desviación del arco del sol en 56 minutos le sirvió para determinar la fecha en la que Stonehenge fue erigido como templo solar: 1.800 a.C.

Más tarde, las pruebas realizadas con carbono-14 han llevado a concluir que su construcción se llevó a cabo hacia el 2.800 a.C.

A pesar de todos los misterios que rodean el edificio, podemos afirmar con rotundidad que el conjunto era un templo para adorar al sol y a la luna, astros que regían las estaciones.



Videos:


Stonehenge. Vista desde el cielo.
Cargando callejero y mapa de Amesbury


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