Pirámides de Gizá

Monumento en El Cairo

Descripción y características. Pirámides de Gizá

Quedaremos impresionados ante las pirámides por múltiples razones. La primera de ellas, cuando observemos que todo es piedra: enormes bloques de granito, pesados, de un metro de altura, se disponen en filas tan perfectamente adosadas que no cabe la hoja de un cuchillo entre ellas.

La gran pirámide de Gizeh se ubica a las afueras de la capital, El Cairo. Es la más grande de las tres, con 146 metros de altura y 230 de lado, y se construyó para albergar el sepulcro del faraón Jufu, también conocido como Keops. Su orden fue clara: había que construir una pirámide cuya altura ocultase el sol.

La pirámide, obra del arquitecto Hemiunu, se construyó a lo largo de 20 años. Fueron necesarios para ello 2.300.000 bloques de enormes piedras, de aproximadamente dos toneladas cada una de ellas. La mano de obra utilizada para tan colosal edificio superó los 100.000 esclavos, a quienes se les obligó a trabajar de forma miserable, sufrida y escasa en alimentación.

En su momento, cada una de las filas estaba decorada con un color, hasta llegar a la punta de la pirámide, que era dorara.

Todas las pirámides tienen la misma alineación: se orientan al norte. Destaca igualmente su gran inclinación, pues la sensación que tendremos es que la construcción entera se nos viene encima. Todas tienen 51º.

Uno de los misterios de las pirámides es la perfecta relación existente entre el doble de la longitud de su lado y su altura: es el número pi. Algunos estudiosos de las pirámides creen que este aspecto matemático aseguraba a los arquitectos egipcios que la inclinación de las pirámides fuese exacta, además de lograr que fueran perfectamente regulares.

Se supone que las longitudes se medían con ruedas de madera: cada una de las ruedas tenía la misma altura que los bloques de piedra; para comprobar la inclinación rápidamente, cada hilera que se levantaba debía medir media vuelta menos que la anterior.

Respecto a los interiores, centrándonos en la pirámide de Giza, diremos que cuenta con la Cámara del Rey, la Cámara de la Reina, así como con la Cámara subterránea. Cuenta así mismo con una gran galería y diversos canales para su ventilación.

La Cámara del Rey se realizó con losas de granito dispuestas en forma rectangular. Es un espacio vacío, con un único punto central: el sarcófago del faraón. Por su parte, la Cámara de la Reina nunca contuvo el sepulcro de la misma, ya que fue llamada así por los árabes al comprobar que su construcción era similar a las tumbas de sus mujeres.

Junto a esta gran pirámide encontraremos la de Kefrén, sucesor de Keops, y la de Micerino. La primera de ellas es algo menor que la de Keops, con 143 metros, si bien mantiene las mismas partes en su interior. Su alzado es más sencillo, pues carece de sistema de ventilación.

Alrededor de conjunto encontramos una necrópolis de mastabas, lugares de enterramiento de la familia del faraón. Igualmente, hallaremos numerosas tumbas ocupadas por nobles muy cercanos al faraón, los cuales eran enterrados con él a fin de gozar de la misma vida que su rey en el más allá.

La mejor fecha para visitar este lugar:

No debemos olvidar que nuestra excursión a Gizeh se aleja mucho de un viaje de placer: habrá que madrugar, pasaremos mucho calor, los vendedores que se encuentran en la zona llegan a molestar, ….

Si podemos evitar tanto el verano como el invierno, mejor, pues las temperaturas se extreman. En Octubre o Noviembre, Marzo o Abril, resulta más recomendable pues las temperaturas oscilarán entre los 18º y los 38º. Hay que recordar que nunca llueve, y que la temperatura oscila sobre unos 15 grados más que en España en cualquier momento del año.

Para entrar en la pirámide de Keops habrá que conseguir entradas previamente: los turnos de entrada sólo son dos al día, uno a las 08:00 y otro a las 13:00, y no tienen acceso más de 150 personas en cada uno de ellos. De ahí que lo más conveniente es dirigirnos en primer lugar a las taquillas.

Es preferible utilizar prendas de algodón, chanclas algo cerradas y gafas de sol. Incluso algo para cubrirnos la cabeza. Encontramos agua con facilidad en todo el conjunto, si bien, no está de más que nos hagamos con unas botellas con anterioridad.

Debemos llevar monedas, dinero en metálico, o billetes pequeños.

En cuanto a las compras, será mejor no atender a los vendedores que encontremos por el camino. Son muy insistentes, ofrecen precios muy elevados. Cuando no nos interesa, nos tiran encima los productos; si te marchas, pueden continuar tras de ti intentando negociar precios. Por ello es mejor acudir a los mercados, donde los precios son fijos, y más baratos.

Tipo de lugar: Monumento

Ubicación: Afueras de la ciudad

Apropiado para niños
Apropiado para visitar en familia

Año de construcción: 2750 a.C.

Autor: Inhotep

Duración de la visita: 4 horas, aproximadamente

Precio de la visita:
50 libras, aprox, entrada al recinto.
100 libras, aprox., pirámide de Keops.
25 libras, aprox., pirámide de Kefrén.
Cada año está cerrada al público una de ellas, por rotación.

Horario:
Visitas al recinto: 07:00 a 19:30 horas.
Dos turnos de entrada a la pirámide de Keops:
08:00 y 13:00 horas

Historia:

Las pirámides de Gizeh son la más antigua de las maravillas del mundo antiguo. Su construcción se remonta al Antiguo Imperio, es decir, las más antiguas cuentan con cerca de cinco mil años.

La pirámide más antigua del conjunto de Gizeh es la llamada de Sakkara, tumba del faraón Djoser; está datada en el año 2750 a.C. Y, se la debemos al sabio y arquitecto Inhotep.

Tras esta primera experiencia, los egipcios continuaron construyendo pirámides como sepulcros hasta llegado el Imperio Medio. Sin embargo, las que han llegado a nuestros días pertenecen a la primera etapa, siendo unas 80, repartidas por el Bajo Egipto.

Como sabemos, las pirámides son templos funerarios para los faraones. Una vez éstos fallecía, un séquito mortuorio acompañaba al cadáver por el Nilo, hasta llegar a la acrópolis funeraria de Gizeh. Una vez llegados a su costa, el faraón era llevado a un templo construido especialmente para preparar su cadáver e introducirlo en su sarcófago. Dado que pensaba que estos reyes eran de naturaleza divina, durante este período de preparación para su entierro eran venerados como verdaderos dioses.

A continuación, se les trasladaba hasta su sepultura a la pirámide. Se penetraba en el interior por un acceso situado a poca altura en alguno de los laterales. Dentro, las paredes son completamente lisas, generalmente decoradas. El sarcófago quedaba depositado en la cámara sepulcral, la cual, como medida de seguridad, quedaba cegada y de esta forma disimulada ante posibles intrusos. De hecho, la seguridad era tanta que incluso contaban con una cámara sepulcral, pero falsa.

Sin embargo, las medidas de seguridad resultaron infructuosas pues, incluso antes de la llegada de los arqueólogos, ya se habías ido saqueando tumbas a lo largo del tiempo. Del conjunto que nos ocupa, únicamente la pirámide más pequeña, la de Micerino, permaneció intacta.

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